Elmer Alex Rivas Rosales

Novela incaica

Las sacerdotisas del sol y de la luna

INDICE


EN LA CIUDAD IMPERIAL DEL QOSCO

- INTRODUCCION

- CAPITULO I :EL INCA Y YAHUAR TUTI PASAN SU LUNA DE MIEL EN EL AMARUCANCHA

- CAPITULO II: LA PAREJA REAL VISITA A TOPA HUANCHIRE , EL WILLAJ UMU O SUMO SACERDOTE DEL CORICANCHA

- CAPITULO III : LA FIESTA DEL INTI RAYMI Y LA HIJA DEL AMAUTA , CCORI OCLLO ( SIMIENTE DE ORO )

- CAPITULO IV : LOS CELOS ENFERMIZOS DE MAMA CORA , CONCUBINA DEL INCA , EL SUYUYUJ APU Y EL MITIMAE

EN LA CIUDADELA DEL MACHUPICCHU
- CAPITULO V : EL INCA Y SU CORTE , PASAN SUS VACACIONES EN EL MACHUPICCHU

- CAPITULO VI : EL AYACAMAYOC Y LA ACLLA MAMA TANCARAY

- CAPITULO VII : ANQUI YUPANQUI Y LA ÑUSTA MAMA ANAHUARQUE , LA DE LOS CABELLOS ENSORTIJADOS

- CAPITULO VIII : LA MISTERIOSA VISITA DE UNA DESCONOCIDA DONCELLA , LLAMADA CHIMPU OCLLO

- CAPITULO IX : WALCANKI Y WIÑAY WAYNA, LA ETERNAMENTE JOVEN

- CAPITULO X : EL ALFARERO APO MAYTA Y LA ACLLA COYLLUR RITI ( ESTRELLA DE NIEVE)

- CAPITULO XI : ORCO PUNKU Y MAMA KILLA, LA SACERDOTISA DE LA LUNA

EN LA CIUDAD IMPERIAL DEL QOSCO - CAPITULO XII : EL FIN SANGRIENTO DE UN IDILIO PROHIBIDO , EN LAS AFUERAS DEL CUSCO

- CAPITULO XIII : EL REGRESO TRIUNFAL DEL INCA , AL CONCLUIR SUS HAZAÑAS GUERRERAS

- CAPITULO XIV : SE CELEBRAN LAS NUPCIAS DE LOS NOBLES , ANTE EL LLANTO DE MAMA YUNTU , NIETA DE UN HATUN RUNA

- CAPITULO XV : EXPLOTA LA FURIA DEL INCA , ANTE EL FRIO RECIBIMIENTO DE YAHUAR TUTI

- CAPITULO XVI: LA SOLITARIA NOSTALGIA DEL INCA

- CAPITULO : XVII : EL INCA INTENTA SEDUCIR A YAHUAR TUTI , TRAS POSEER A MAMA MICAY

- CAPITULO XVIII :LAS ACLLAS SE PREPARAN PARA LA FIESTA DEL INTI RAYMI

- CAPITULO XIX : EL FESTIVAL DEL INTI RAYMI

- CAPITULO XX :LA EDUCACION DEL NOBLE TINYA Y DE MAMA HUAYTA , SOBRINA DE UN PUREJ

-CAPITULO XXI: EL QUIPUCAMAYOC DIFUNDE LA NOTICIA DE LA REBELION , EN EL PALACIO

- CAPITULO XXII : EL CHASQUI TOCARI TOPA Y EL RECUERDO DE QORI TIKA ( FLOR DE ORO )

-CAPITULO XXIII: GRITOS DE GUERRA : BATALLA ENTRE LOS INCAS Y LAS TRIBUS REBELDES

- CAPITULO XXIV : LOS VENCIDOS SON PERDONADOS POR LA INTERVENCION DE LA ANCIANA CURIHILPAY

EL EJERCITO DEL INCA , SE DIRIGE A LA CONQUISTA DEL AMAZONAS
- CAPITULO XXV :PUMARUMI , LA ÑUSTA MAMA RANTI Y LA YAKARKA RAURA OCLLO

- CAPITULO XXVI : PUMARUMI Y LAS AMAZONAS

- CAPITULO XXVII : TOCTO COCA , LA REINA DE LAS AMAZONAS

EN LA CIUDAD IMPERIAL DEL QOSCO
- CAPITULO XXVIII : LA SACERDOTISA DEL SOL CHIMPUPAUKAR Y EL GENERAL CHANCA , TUMAY HUARACA

-CAPITULO XXIX : CHUQUILLANTO , LA PRINCESA QUINCEAÑERA , SE PASEA POR LOS ALREDEDORES DE LA FORTALEZA DEL SACSAYHUAMAN

- CAPITULO XXX : LA BELLA ACHANCARAY Y EL CENTINELA DEL ACLLAWASI , OTORONGO ACHACHI

- CAPITULO XXXI : EL MISTERIOSO RETIRO POR DOS DIAS DE YAHUAR TUTI

- CAPITULO XXXII : EL INCA Y EL HARAVICUS ERRANTE , AMARU TOPA

- CAPITULO XXXIII : YAHUAR TUTI ESPERA UN HIJO DE UN YANACONA

- CAPITULO XXXIV : UN TICUY RICUJ , DESCUBRE EL SECRETO DE YAHUAR TUTI

CAPITULO I


EL INCA Y YAHUAR TUTI PASAN SU LUNA DE MIEL EN EL AMARUCANCHA


En la penumbra de la estrellada noche , cuando sonreía la luna y la soledad cantaba en hondo silencio ante el consolador murmullo del rumor del viento, trataba vanamente el inca en su lecho, de que Yahuar Tuti, una bellísima doncella procedente del Collasuyo y recientemente traída del acllahuasi a su palacio del Cusco, le amase con el mismo delirio que él la amaba .
-¿ Qué te pasa? – le preguntaba el inca con un tono dulce y a la vez severo-¿Cuál es el motivo de tu tristeza? ¿ Acaso no eres feliz a mi lado?. ¿ No te he dado todo lo que una mujer puede desear?. Pide cualquier cosa y se te dará. Todo lo que ves y puedas ver es tuyo . Mi imperio pongo a tus pies.-
Al ver que la aclla no contestaba nada, el inca continuó diciendo:

-Tu belleza irresistible, seductora y cautivante , delatan que eres la misma hija del sol naciente y por tu sonrisa de media luna que hoy se ha extinguido en tus mejillas, sin duda mi madre luna también es tu madre y tus hermanas las estrellas.
Eres de origen celestial, la más bella doncella que mi padre el sol mandó para mi desde su palacio de fuego. Todo esto hace que cada palabra tuya sea ley. ¡Mira! - le continuó diciendo- yo con ser inca , como un vasallo tuyo me humillé y aún me humillo a tus pies , a fin de ganar tu amor y así sin darme cuenta , ante ti postrado de rodillas me hallé más de una vez .-
Al ver que en el sombrío rostro de la bella princesa se dibujaba aún la sombra de la más profunda tristeza, adivinó con profunda nostalgia, pero en forma insegura, que ella no le amaba.
Las mejillas de la doncella, ya no sonreían como la primavera, así como cuando la vio por vez primera, ya no sonreían como antes, ya no reían como la rosa que abre su capullo, ya no era la misma, más bien parecía una flor que con la llegada del otoño empezaba a marchitarse . El candor de su rostro y el alegre brillo de sus tiernos y negros ojos, habían desaparecido.
Temiendo lo inevitable y presintiendo el más negro augurio, con dolor de amor, el inca , pausadamente y en voz trémula , casi en susurro, como un moribundo yanacona , continuó diciendo:

- Además te es conocido que el hijo que nacerá como fruto de nuestro amor , será el futuro heredero de mi trono - y casi en voz ahogada y temblorosa como la de un niño en llanto, le dio a conocer una vez más, sus nobles sentimientos - Te amo con locura , así como nuestro padre el sol ama a nuestra madre luna . Te amo con amor eterno y profundo, así como alguien de origen divino puede llegar a amar, con un amor inexplicable, con un amor que no se puede comprender, con un amor que solo se siente, que va aún mas allá de la vida y de la muerte.
Me siento arraigado a ti, como el árbol a la pacha mama (tierra). Para mi la melodía de tu nombre suena a veces triste o alegre , orgulloso o humilde , como el armónico canto de las sagradas aves que en mi negra soledad , pensando en ti escucho .
¡Yahuar Tuti, Yahuar Tuti…! si tan solo tendrías idea de cuanto te amo , de ese amor tan grande que escapa a la dimensión de mis dominios y que se agranda aún más que el basto imperio de mi padre el sol .

Yo que soy como un cóndor agresivo , me siento como una indefensa y cautiva paloma ante el amor que siento por ti , que es como una águila real que me tiene preso en sus garras .
Tu belleza va más allá que la hermosura del conderquenque .Tu mirada es más aguda que el águila y más tierna e inocente que la mansa paloma . Tus ojos son oscuros como la noche sin estrellas, pero con luceros en cada una de ellas. Tu lozano y terso rostro es más fresco que las suaves, delicadas y exóticas flores que en el jardín de mi palacio existen .Tu fragancia de mujer , es más fragante aún que las flores de los campos .Tus cabellos negros , cuando reina la noche a la luz de la luna , resplandecen como hebras de plata , incrustados con las negras plumas de los cuervos .Tus labios con sabor a fruta prohibida o silvestre, parecen dos fresas maduras y escurridas que esperan que otros labios lo saboreen .
Tu voz escucho como el susurro de las aguas de un manantial que no acierto a saber de donde viene .Tu canto escucho como la música oculta de la soledad nocturna que parte desde lo más profundo de la cordillera de los andes , mezclado con el rumor del viento .Tu voz , tu canto ¡todo! me parece al murmullo del viento , más que eso , la voz de aquella mujer que me habla en mis sueños .
En las oscuras y tenebrosas noches , llenos de soledad y melancolía , mis ojos solo brillan de felicidad , si tú me sonríes , si tú me miras , si tú me amas, si estás junto a mi como ahora y entonces me siento el más poderoso inca , guerrero , valiente , incansable , roca ante las adversidades , cóndor ante el abismo de la desesperación y de los pesares , puma ante el enemigo , serpiente ante los traidores y tierna paloma en tu amoroso pecho . Pero en solo pensar que no me amas , me siento como el más desdichado yanacona y ante el fiero enemigo , sin librar batalla , derrotado , abatido y ante el imperio , inca sin pueblo , sin ley .
Llevar una vida sin sentido es peor que la muerte . Eres como una paloma que perdió su nido y a su amada . Si solitario observo los extensos y profundos valles , más la oscuridad que la baña , me llenan de infinita nostalgia , miedo de no tenerte , me siento como un tímido niño que perdió a su madre en medio de la oscuridad absoluta .
Cuando contemplo las elevadas y majestuosas cordilleras teñidas por la luz de la luna , escucho pavorosos ruidos que de ellas provienen , tras descomunales derrumbes , semejantes a rugidos de misteriosas criaturas , mezclado con el terrible estruendo del serpenteante río Huatanay , que se desliza como el vómito de un horrible monstruo que amenaza inundar las sementeras.-
Se dejaba oír el lánguido canto de un triste grillo , como los dolorosos quejidos de un ser que sufría , como si para siempre hubiese perdido a su amada . Casi en balbuceos y en ahogada voz , el inca terminó diciendo:

- Yahuar Tuti … ¿me amas? . ¿Eres feliz a mi lado? -
El inca la miraba fijamente , mientras ella bajaba la mirada , tristemente .
Se empezaron a nublar sus negros ojos , como cuando el cielo oscuro se cubre de neblinas. Gruesas lágrimas rodaban por las mejillas de la doncella , como cuando llora la noche en temporada de cruel invierno y la lluvia , en rocíos , resbala en torrenciales gotas , desde los follajes hasta los verdes prados .
Los ojos del inca , brillaban de tristeza , como los ojos de las más solitarias y desamparadas llamas de las punas . A través de la ventana , la luna iluminaba con su fúlgida y radiante luz , la belleza de la aclla. Sus empañados ojos negros , de un tristísimo apagado brillo , reflejaban el dolor de su alma , un dolor que hasta entonces el mismo inca desconocía .
Sus sonrosadas mejillas se asemejaba a una rosa bañada excesivamente por la lluvia. Sus labios rojos como las ascuas del fuego, brillaban como en una noche de entierro a la luz de las antorchas encendidas al rojo vivo y resplandecían por la luz plateada de la luna , como altar en sacrificio al dios sol para que irradie nuevamente .Sus sensuales labios temblaban provocativamente , pero a la vez se mostraban esquivos. Su larga cabellera oscura se asemejaba al oscuro manto con que se cubre o abriga la noche, que matizado con la luz de la luna daba un raro colorido . Aquella noche había algo en su belleza triste que la hacía más divina , más tierna y deseable , despertando la más loca ansiedad hasta el mismo punto del mas agonizante delirio , tal vez era por el difuso halo de la sonriente luna que la envolvía como una madre cubre de vaporosos velos blancos a su hija que va a casarse .
Mientras el viento dormía en su gruta durante aquella tibia noche , bajo la metálica luz de la luna , las neblinas la envolvían como a una recién nacida , dejando ver difusamente , la perfección de su voluptuoso cuerpo que yacía desnuda en el lecho del inca .
Era la primera y ansiada noche de amor que el inca pasaba con Yahuar Tuti, compartiendo el mismo lecho en el palacio real , después de que fuese proclamada por el imperio como colla , mujer legítima del inca , a pesar de que no era su hermana de sangre , sino una princesa de una tribu vencida . Ante el ininterrumpido y avasallador silencio que reinaba y que al pasar los minutos , se hacia cada vez mas cruel , sin ante el menor indicio de que por lo menos ella volvería a interrumpir el silencio con su llanto ; se levantó el inca con la mirada grave y turbada , como la de un moribundo puma , echando a un lado los finos y adornados mantos de vicuña , que hasta entonces ocultaba en parte su musculoso y robusto cuerpo . Sus involuntarios y espontáneos gestos , pedían una explicación , el porque de su tristeza .Con su profunda y penetrante mirada , alerta a captar el mas leve movimiento de ella , quería desentrañar el misterio , el secreto que le ocultaba y el porque no se atrevía a revelarle. Pero al mirar percibió con tristeza , que ella seguía recostada como una estatua inmóvil , sin intentar siquiera mover levemente los labios , ni el más mínimo movimiento de su femenino cuerpo .

Solo un ruido horrible , inesperado como el rugido de un dragón , sacó de su callado enajenamiento a la bella doncella , quien exhaló un leve grito de espanto . Era el estruendo sonoro de un repentino relámpago , cuyo fulgor alumbraba a intervalos de tiempo , el desnudo cuerpo del inca , quien yacía de pié frente al blando lecho , aún contemplando inmóvil a Yahur Tuti .
El viento se había despertado con el fiero ruido y salía nuevamente de su gruta . El cielo empezó a llorar como una niña resentida . Las densas neblinas blancas que cubrían la noche , empezaban a dar paso a las nubes negras .Tal vez el cielo lloraba por el inca y en la profunda melancolía que lo hería . En la mente del inca , se enfrentaban en indecisas y encarnizadas luchas, sobre que hacer con ella a esas horas . Por un lado pensaba , ya que no accedía ella a su propuesta , ni a su más metódico arte de seducción , como inca , tenía el poder suficiente de matarla con sus propias manos o mandar que la decapiten sin que nadie objete su orden. Pero por otro lado estaba su amor que sufría , que clamaba , que la adoraba , que no podía vivir sin ella y que no sería capaz de tocarla contra su voluntad , ni siquiera un cabello , ni menos una pluma que adornaba a su frente.
Al fin resolvió el inca , que no haría uso de su poder real , de su fuerza bruta , para consumar el acto íntimo que lo transportaría por un breve instante al mismo palacio de su padre el sol . Pensó que lo mejor sería , que al transcurrir el tiempo , con un benigno trato , nacería en ella ese mismo amor , que ahora al inca lo hacia sufrir y que latía constantemente en su pecho , cada vez con más intensidad . De esta manera la bella no se le entregaría por temor, sino por amor . Si , con ese dulce amor que despiertan y que saben amar las acllas a un amor correspondido .
El inca se recostó nuevamente en el lecho , acariciando suavemente el virginal cuerpo de Yahuar Tuti , a la vez que con uno de sus manos, hacía que las finas mantas que estaban desordenadamente hacia un costado , les envolviese completamente .
Con el corazón latiendo incesantemente, el inca se acercó lentamente, como un puma a su presa , hasta rozar el desnudo cuerpo de la aclla , quien se estremeció en silencio .

- ¡ Mírame ! – le dijo a la bella , con voz firme e imperativa , quien hasta entonces le daba la espalda .
Ella volteó su rostro y su cuerpo , casi al mismo tiempo , pero temblando .
- No te preocupes – le dijo el inca – no quiero forzarte a hacer algo que no deseas , pero por lo menos apiádate de mi , que solo amarte es mi delito y la honda tristeza mi martirio . Solo deseo , aunque sea por un momento , que te duermas en mis brazos para darte mi calor en esta noche fría – Los negros cabellos sueltos y parcialmente despeinados de Yahuar Tuti, le tapaban parte de su bello rostro . Bastó un leve y afirmativo movimiento de la cabeza de la aclla , casi por compromiso , para que el inca lentamente la estrechase contra su musculoso pecho . Con estremecimiento , sus mejillas rozaron con las suyas, hasta que sus labios busquen instintivamente a sus femeninos labios y al dar con ellos empezó a besarlos desenfrenadamente , pero al no hallar respuesta que correspondiera a sus besos y que en lugar de ello encontraba unos labios mudos , inmóviles , como las de una muerta , el inca se conformó por esa noche , en que ella le ofrezca sus redondas , frías y curvas nalgas , durmiendo dulcemente en su regazo , así como él dormía en el regazo de la noche .
El canto de un ave que revoloteaba por la ventana que daba frente al jardín imperial, despertó bruscamente al inca , quien así ningún súbdito se había atrevido , ya que perdería la vida en ello . Al abrir los ojos y ver entre sus brazos a una bella mujer , completamente desnuda , le desconcertó por un momento , pero fue solo cuestión de unos segundos , para recordar el pasado , para recordar quien era ella y porque estaba a su lado .
Yahuar Tuti aún dormía plácidamente , aunque con la frente ligeramente contraída , quien como las líneas de Nazca , revelaban un misterio , que el inca no podía descifrar. Si , un misterio que camuflaba su hondo sufrimiento .
El inca se encontraba ante unas delineadas cejas , ante unas negras pestañas largas y arqueadas y ante unos cabellos oscuros como la noche , cabellos que amorosamente acariciaban su desnuda cintura estrecha como el de una avispa y por otro lado , poéticamente caían con cierta belleza , ocultando en partes sus sonrosadas mejillas que brillaban a la luz del alba , como humedecidos pétalos de rosas cuajadas de rocíos , después de una tormentosa y torrencial noche llorona . Sus labios rojos invitaban irresistiblemente a ser besados .
El inca se hallaba mirando con enamoradizos ojos a aquella belleza dormida. De las plumas que llevaba en la frente , una estaba estrujada y la otra tal vez debajo de su bello cuerpo .

El inca pudo contemplar minuciosamente a esa belleza dormida , aquella belleza que lo hacía sufrir , que no lo dejaba dormir , causa de sus más agonizantes insomnios de amor , con excepción de esa noche. Verla a si tan bella , inocente y pura , bastaba para enamorarse perdidamente de ella y para llegarla a amar así como la amaba el inca . Sin resistir más tiempo , de limitarse solo a observar , le dio un beso en sus mejillas . Ella abrió los ojos lentamente , así como cuando el lucero de la noche se abre paso entre las nubes . Sus desconcertados ojos negros , ante la sonriente mirada del inca , por el recuerdo espontáneo de la noche pasada , hallaron respuesta . Fue entonces que se notaron a la luz del día , sus ojos hinchados por el llanto y sin luz en las pupilas , denotando que había sido víctima del más espantoso insomnio .
Al ponerse de pié el inca , con el objetivo de vestirse , dejó al descubierto la desnudez de su musculatura de pie a cabeza . Se ruborizaron las mejillas de Yahuar Tuti , quién pudorosa se cubría hasta el cuello con los mantos , a la vez que desviaba la mirada.

Por entre las cumbres de las montañas del Machu Picchu , como el lobo, el viento aullaba , meciendo los arbustos y los ichus de las lejanas punas .
Como un príncipe enamorado , el sol iba saliendo , derramando amorosamente su luz tornasolada sobre la naturaleza que despertaba. Pero antes de ello , ante el anuncio de un nuevo día , por las aves , como puntuales y madrugadoras pregoneras de la aurora , los sirvientes ya se habían despertado y diligentemente trabajaban .
El calor solaz se hacía más intenso a medida que la estrella de la mañana iba creciendo . Las sombras de la noche habían huido . La noche dormía en la otra parte desconocida del mundo . El cielo estaba límpido , azul intenso , libre de nubes que cantaban la pureza del cielo . Las aves revoloteaban de alegría surcando el cielo , jugueteando en bandadas unas con otras . Ante el dorado metálico del sol ardiente , la variedad de sus coloridos plumajes , brillaban como móviles espectros de arco iris.
Los verdes y floridos prados estaban cuajadas de abundantes rocíos que se escapaban de entre los pétalos para caer sobre el verduzco suelo que sediento lo absorbía . Desde los follajes , desde las flores que se confundían con las mariposas , la paz inquieta renacía , era la vida que devolvía esperanzas a los que habían perdido la alegría .
Las sementeras regadas por los dioses del cielo , prometían abundante cosecha . Las argentinas aguas del río Huatanay , dividían a la ciudad en Anan y Urin Cusco , retumbando de alegría al caer por las cascadas .
En un rincón del cuarto lujosamente adornado , se encontraba de pié una llama disecada , a manera de guardarropa , donde el inca cogía y se ponía las prendas de vestir, una por una .
El soberano se puso una camisa ( uncu ) que le llegaba hasta las rodillas , hecha de primorosos colores , bellamente bordado y adornado con piedras preciosas . Esta prenda era como una túnica larga , con abertura en el cuello y en los brazos . Luego se puso la Yacolla , que era un manto largo , atándolo en el hombro izquierdo , de modo que le quedase libre el brazo derecho . Aquel manto , con el más leve movimiento , se mecía majestuosamente , rozando sus pantorrillas. Luego se ciñó la Wara e inmediatamente se sentó sobre el lecho para ponerse las sandalias o usutas hechas de cuero y de lana blanca de camélido , que estaban desordenadamente debajo de la cama . Ató rápidamente sus calzados , mediante cordones , al tobillo y al empeine . Se puso de pié soberbiamente , como lo hacen los de la estirpe de Manco Capac , primer hijo del sol . Fijó la mirada sobre una mesa de oro macizo , que chispeaba relumbrando mil esplendores a la luz del sol . En aquella mesa descansaban los pesados pendientes de oro , incrustados con turquesas y esmeraldas , los cuales se los enganchó hábilmente en el lóbulo de sus orejas . También tomó el símbolo de distinción y nobleza , la roja borla imperial , “la mascaypacha” , que luego caía soberana e imperativamente sobre su adusto frente , en cuatro cordones , representando a los cuatro suyos , únicas en el imperio y de máxima distinción real . Esta borla roja pendía de un finísimo llauto de cuatro colores , que a manera de turbante , envolvía su excelsa cabeza de real soberano , representando al imperio del Tahuantinsuyo . Sobre su frente se alzaban , como queriendo alcanzar el cielo o apuntando a la celestial morada del padre el sol, dos hermosas plumas , procedentes de un misterioso pájaro sagrado llamado Korekenke . Sujetando estas plumas , llevaba en alto y bajo relieve , una placa de oro que tenía esculpida vivamente la real imagen del sol .
Después de ponerse , inmediatamente constató si se había ceñido bien sus adornos y distinciones , mirándose sobre un espejo de agua, contenida en una tina de oro que se hallaba sostenida por una mesilla de plata .
Después de lavarse el rostro y las manos , alzó la mano derecha hacia la pared de piedra labrada , sacando solo el cetro real o Huamán Champú (signo de su autoridad y poderío ) , que estaba colgado junto a un escudo , a una porra , a una hacha de oro , a una lanza de plata y a un juego de flechas, finamente talladas .

Una vez preparado , avanzó unos pasos hacia el lecho y dirigió una mirada acusadora a Yahuar Tuti , quien callada y en la misma posición , con el cuerpo cubierto por algunos mantos , se hallaba recostada en el lecho , mirándole tímidamente .
A la luz solar , brillaban empañando toda vista humana , el pecho y los hombros del inca , recubiertos por láminas de oro , con representaciones de la imagen del sol y de un puma sagrado , como reales emblemas .
- Levántate paloma – le dijo tiernamente – Hoy deseo que me acompañes a recorrer en anda , el imperio –
La indígena hizo un movimiento afirmativo con la cabeza , pero continuaba como antes . Comprendiendo el inca que la bella aclla deseaba privacidad para vestirse , añadió : - Te esperaré en el jardín real – y salió , desapareciendo por la transversal puerta secreta .
Segura en su soledad dorada , Yahuar Tuti dejó al descubierto su bello cuerpo y presurosamente empezó a vestirse . Sus ropas que colgaban de la baranda de la cama , empezaron a cubrir su cuerpo , una a una .
El anaco(u) , parecido a una sotana sin mangas , cubría pegadamente a su femenino cuerpo , desde el cuello hasta los pies , revelando lo escultural de su seductora figura , de tal manera en quien la veía , se despertaba unos irresistibles deseos de amarla .
La lliclla o manto que cubría su espalda , ocultaba lo delineado y el contorno frágil de su cintura , cuyas dos puntas se unían con prendedores de rubíes en el pecho, ocultando su acusadora voluminidad . Solo al ajustar en un nudo , el chumpi , faja larga , por la parte delantera dejaba ver su avispal cintura .
Una vez que sus pies calzaron las ojotas , delicadamente puso las plumas en su frente, que por acción de la gravedad se inclinaban retorcidas . Se lavó el rostro en la tina de agua , obteniendo de ésta , frescura y lozanía , dejando en cambio un sabor salado , que no eran más que las lágrimas secas en sus mejillas.

En seguida contempló brevemente el desconocido cuarto , porque fue a altas horas de la noche anterior , que por vez primera ingresó al real cuarto del inca .
Las paredes empedradas , perfectamente talladas y pulidas , no tenían nada que envidiar a los demás palacios y fortalezas . El piso al igual que las paredes , demostraba el alto grado de desarrollo alcanzado por una pujante raza de origen desconocido , solo explicado por dudosos mitos y leyendas , una raza que amoldaba a las piedras como cuando un cuchillo corta en bloques cuadrados a una manteca de llama .
El techo era de madera tallada y pulida . Una infinidad de objetos y vasijas de oro y plata , repujados finamente , en alto y bajo relieve , con incrustaciones de piedras preciosas de los más diversos colores y formas , adornaban la recámara del inca .
Las mesas de oro puro se reflejaban relucientes como constelaciones de soles , ante la luz solar que ingresaba por la ventana .
Al lado del lecho que se hallaba en un ángulo del cuarto , se sostenía en pié , un hermoso cántaro policromo (arybalo) , decorado con figuras geométricas que adornaban su curva superficie en forma exagerada .
Los mantos más finos , envolvían la mayor parte de los asientos de oro macizo , que se hallaban estratégicamente colocados . Estos asientos brillaban , chispeando rayos de luz , por donde los mantos no llegaban a cubrir .

Junto a la llama disecada , pudo descubrir nueve vicuñas disecadas y una alpaca de oro puro en tamaño natural que también servía como guardarropa . Sobre cada uno de ellos, colgaba exageradamente la más amplia variedad de finas capas , yacollas , uncus , tocapos (cinturones) policromos y monocromos , esperando ser usadas .
Al lado derecho de la puerta del cuarto , relucía desafiante , imponiendo respeto , un disco del sol , que al reflejar la luz dorada de la bola de fuego del cielo , impedía que una mirada humana le mire fijamente , empañando a la vista . Hacia el lado izquierdo se hallaba un disco plateado de la madre luna , que a la luz del sol brillaba en perlinas luces . Su presencia menos severa , inspiraba confianza y un aire de amor maternal .
La dulce imagen de la bella aclla , convertida en colla , cruzó la puerta por donde había salido el inca . Descendió unos empedrados escalones, cruzó un estrecho pasadizo y llegó perdida a un recinto , cuyas paredes enchapadas de plata , también relucían por la luz solar que ingresaba por las ventanas . Un disco más grande de lo que había contemplado , se dibujaba en el amplio salón . La regia y soberbia imagen del sol, dilapidaba áurea luz , pero no fue motivo suficiente para empañar en la mente de la colla , que estaba perdida en el interior del palacio imperial . Solo una mano que se apoyó sobre su hombro derecho , le sacó de sus cavilaciones y pensamientos , con un leve grito de sorpresa . Rápidamente volteó la cabeza hacia atrás para ver quien era . Era el inca, quien amorosamente la miraba con una sonrisa burlona en los labios .
- ¿perdida? – le interrogó el inca , riéndose a carcajadas – creo que es necesario que posterguemos nuestro viaje por la capital y por todo el imperio, ya que deberías conocer primero tu nuevo hogar , mejor dicho nuestro nido de amor , paloma mía –
Al parecer estas palabras ruborizaron las mejillas de Yahuar Tuti , pero los ojos del inca , esta vez no le miraron fijamente , sino a la vez que le hablaba, contemplaba distraídamente a Chaupituta , su primo-hermano quien salía con una honda en su mano .
- ¿Te parece bien mi propuesta?- le interrogó el inca , pero esta vez mirándole fijamente –
- Se hará como su realeza mande – contestó con voz temblorosa y bajando la mirada .-
- Por fin hablas – le dijo el inca – Por un momento llegué a pensar que eras muda…Pero ... ¿Cuál era el motivo de tu prolongado silencio , ayer en la noche?-
Sus desconcertadas pupilas , vacilaron un momento y sus labios se entreabrían , sin pronunciar palabra , tratando de dar una explicación.
Al comprender su desconcierto , sonriendo el inca le dijo :

- No te preocupes , ven , te mostraré toda la suntuosidad y pompa de mi palacio –
Y tomándola de la mano , se dirigió hacia un amplio salón dorado , para contemplar con ella el esplendor de sus fabulosas riquezas que adornaban el palacio.
El personal de servicio , acudió ante el llamado del inca , quien manifestó a Yahuar Tuti , la función que desempeñaba cada uno de ellos y que de allí en adelante obedecerían también las instrucciones de la colla . A una señal del inca , todos desaparecieron , volviendo inmediatamente a sus respectivas labores .
Luego de haber sido esplendorosamente servidos sobre una gran mesa de plata , el inca y la colla , desayunaron una suculenta comida , consistente en papa sancochada , camote , cancha y shacua , con un tazón de leche de llama . Al concluir el opíparo desayuno , los reyes continuaron el recorrido previsto.
El ornamento lujoso de la casa real , mostraba la riqueza y la magnificencia del soberano . Los cuartos , los laberintos , los pasadizos, los baños , fueron en extremo pulidos y luego bellamente decorados . Al costado de cada puerta que daba acceso a otro cuarto , estaban de pié un guardia .
Los aposentos reales estaban enchapados con planchas de oro y la cocina con planchas de plata . Adornaban en determinados lugares del palacio , estatuas de personas , aves, peces , fieras , perros y camélidos, todos hechas de oro y plata .
En los muros del jardín del palacio , lucían colgados o incrustados, hierbas , plantas , flores de oro y plata , de modo que pareciesen naturales . Además de lagartijas , mariposas , ratones y cuyes tallados magistralmente, se divisaban serpientes de plata , con tan fino acabado, que parecían que reptaban , subiendo o bajando del muro . En el patio se pudo observar una vajilla de oro y los grandes tinajones donde se bañaba el inca , así como el anda enchapado de oro puro .

Al llegar al trono real , se pudo observar el asiento del inca , que era de oro macizo . En la cocina se pudo ver a las viejas cocineras, asistidas por diligentes doncellas, quienes lavaban las vasijas de oro y plata , keros , jarras y cántaros de barro cocido .
A medida que los reyes bajaban por una escalinata , se hacía más claro la luz del día , es que salían por la puerta principal del palacio , seguidos por algunos cortesanos designados para el caso , un amplio grupo de guardaespaldas , con veinte jóvenes que llevaban el anda . Estos anderos se detuvieron y bajaron el anda a ras del suelo , para que los soberanos pudieran subir y viajar sentados .

CAPITULO V


EL INCA Y SU CORTE , PASAN SUS VACACIONES EN EL MACHUPICCHU


Machu Picchu , la ciudad sagrada , la ciudad de las escalinatas , se dibujaba enclavada , incrustada en la cima de un cerro . La fecundidad de la Mama Pacha era abundante . Era un año de paz y prosperidad , motivo suficiente para agradecer a los dioses .
Para gozar de unos meses de esparcimiento , el inca y su numeroso séquito compuesto por nobles de sangre real y de privilegio , muy de mañana se dirigieron al Machu Picchu .

Ascendían lentamente en una larga fila por las laderas del Machu Picchu, a través de las angostas escalinatas labradas en rocas vivas , que a la luz del sol , casi cubierto por la vegetación exuberante , chispeaba como una gigantesca serpiente de plata que lentejuelea ante los rayos solares , tratando de alcanzar con su cabeza , la cúspide de la escarpada montaña .
Semejante a un edén perdido , las aves trinaban como pregoneras de las deidades del cielo . Un gran manto cubría todo de verdor , salpicado de diversas florecillas de distintos colores , era la primavera que nacía y sonreía como una aclla juguetona , acariciando y besando a través de la brisa , embriagando con sus perfumes de exóticas fragancias .
Casi colgadas de las empinadas laderas , yacían como ciento ochenta especies de orquídeas , entre helechos y begonias gigantes .
Desde la margen izquierda del río Vilcanota , donde se alza el majestuoso Machu Picchu , baluarte militar- religioso , se escuchaba el retumbante susurro , como un canto a los hijos del sol.
Al norte del Machu Picchu se divisaba el cerro Huainapijchu , al este el cerro Putucusi , al oeste el valle del Collpani y al sur , los cerros de Cutija .
En la cima de los enormes picos de rocas graníticas , se divisaban cinco patos provenientes de los torrentes de agua cristalina y por los valles , por donde recorren los bulliciosos ríos , se veían jugar a algunos osos andinos o ucumaris . Dos venados enanos , tankas o también llamadas tarukas , mordisqueaban algunas hojas, mientras algunos gallitos de las rocas , sobrevolaban inquietos de rama en rama .
Los vigías , guardianes de la ciudad sagrada , habían engalanado a uno de los cuatro accesos de la ciudad , por donde ya ingresaban el Villac Umu , sacerdote principal del sol , el inca en anda de oro y su corte con gran pompa y magnificencia . Los músicos tañían sus quenas y antaras, algunos guerreros tocaban sus tambores hechos con la piel de los vencidos , haciéndoles resonar en ecos , como un gran derrumbe de piedras .
Una muralla circular , rodeaba todo el perímetro de la ciudad de las escalinatas , con una altura de cinco metros y casi dos metros de espesor . Como tambores lejanos resonaban los pasos de los orejones , mientras ascendían por las escalinatas , precedidos por los más valientes y fornidos guerreros , vencedores en mil batallas . Con paso tardo les seguían las ñustas , las princesas y la colla en andas , rodeada de hermosas acllas y de una numerosa servidumbre .

El más anciano amauta , contemplaba desde la cima con ojos escudriñadores , el impresionante abismo , al mismo tiempo que escuchaba el rugido del río como el rugido de mil pumas . Las arrugas de su rostro , denotaban en él , una amplísima sabiduría y su presencia imponía respeto y veneración .
Las sacerdotisas del sol y las sacerdotisas de la luna , enmudecían con su sagrada belleza a cualquier noble que las contemplaba en el camino. Cruzando terrazas y escalinatas , se concentraron todos en una amplia explanada , era la sagrada plaza de la ciudad de piedra .
Nadie debía de internarse en sus aposentos o habitaciones hasta que se concluya la ceremonia religiosa al dios sol . Aquella bola de fuego , ardía dilapidando sus rayos con notable ardor . Se arrodillaron los nobles , extendiendo sus brazos al cielo . El inca de pié, avanzaba con el sacerdote Villac Umu , hacia el umbral del templo sagrado , que se erguía al lado de la gran plaza .
La pared principal del templo , estaba hecho con piedras , labrados de formas poliédricos , que van de abajo hacia arriba en proporciones decrecientes , con siete hornacinas trapezoidales ; así mismo , cinco de ellas , en los muros laterales tenían curiosas ornamentaciones de clavos cuadrangulares de piedra . Se depositaban en los nichos ofrendas al dios sol y a los distintos tótem .
En el fondo del templo , sobre una proporción saliente a manera de altar, cuatro robustos mancebos extendieron a una llama , agarrándolo de sus extremidades .
Una bellísima doncella en el holocausto encendía el fuego sagrado , era la sacerdotisa del sol . Al mismo tiempo que crepitaba la leña humeante, la vestal se alejaba reverentemente.
Empuñando una daga , el anciano sacerdote alzó sus temblorosas manos , exclamando un himno al sol :

- ¡Detente oh sol en tu azul camino !
y dígnate a escuchar estas plegarias .

Tú que moras en tu palacio de fuego ,
tú que incendias con tu lumbre , el mundo entero,
extático ante ti ¡ no me atrevo a contemplarte !
Si a veces , arrobado , a ti entorno mis pupilas ,
no es por orgullo ni por soberbia humana ,
es solo para adorarte e invocar tu nombre
y con sagrados himnos alabarte .

En esta mañana diamantina ,
dilapidas tus primeros albores
como flechas de fuego hasta iluminar el mundo.

Te ofrecemos en sacrificio esta ofrenda ,
para que arda en tu sagrado fuego ¡ oh divino!
y que el humo que en espiral hacia ti asciende ,
te sea grato ¡ oh autor de lo qué existe !
y así la flama que irradia en mis pupilas ,
sea el mismo fuego que en tu imperio arde.

Al pintar con tu rubia lumbre , los verdes prados ,
tornas todo de un resplandor fosforescente
y al ocultarte con tu ensangrentada luz ,
tiñes de rubí de oriente a occidente .
¡Oh dios qué nos das el sustento y la vida !
¡ eres tan ardiente y en el cenit , evanescente!

Quiero confiar de que a éste solemne canto ,
las alas del viento , a tus oídos lleven armoniosamente
y resuenen como el trueno , retumbante .
¡Oh divino qué con tu luz matizas a la pintada naturaleza ,
coronando hasta las lejanas cumbres plateadas ,
con nubes de oro y de rubí - azufre , la verde escarpada !
que tus perlinas luces cálidamente se derramen,
acariciando la piel de las vírgenes que te aman ;
que tu dorada lumbre chispee en las pupilas de tu hijo soberano
y que los rayos miles se enreden en los cabellos de su coya amada .

Tú , que con tu fuego tiñes
con el rubor más acendrado ,
la ababol mejilla de la sacerdotisa que por ti delira ,
estampa en sus labios el color sangriento
del fuego acrisolado del crepúsculo ,
que su beldad no se marchite
con el pasar del tiempo .

Tu refulgente luz entibia al océano entero ,
que no hierva ¡oh dios! como un volcán o un caldero .
Que tu ardiente cabellera al envolver el mundo , no lo consuma ,
ni tampoco te alejes para que la noche no sea eterna .

Inmutable eres en tu andar ¡ oh señor del mundo ! ,
¡ Monarca poderoso ! ,que desde tu candente trono hoy nos miras,
haz que cada corazón sea una hoguera de alegría y vida ,
para que sirvan con potentes manos a tu hijo soberano
y como mil tormentas hollen en sangre al enemigo ufano .

Concluido el cántico del himno sagrado , el divino sacerdote dio un violento tajo desde el pecho de la llama hasta el vientre y con crispados dedos arrancó el corazón que aún latía , leyendo en él un favorable vaticinio . Entregó el cuerpo de la víctima a las abrasadoras llamas . El pellejo al arder en el fuego se consumía y los huesos calcinados crujían al quebrarse .
El anciano , entrecruzando sus ensangrentadas manos sobre su palpitante pecho , aún con la cabeza inclinada , se alejó reverentemente.
Al salir del templo , el sacerdote comunicó al inca y a los nobles presentes , el buen augurio , por lo cual todos se regocijaron y entonaron himnos al sol .
Ya concluida la ceremonia religiosa , cada uno pasó a tomar posesión de sus respectivas habitaciones , mientras el viento empezaba a aullar como una fiera , buscando a su víctima , bajo la ensangrentada luz que teñía el agonizante sol , al cautivante y embrujado paisaje .

Se dispersaron los arreboles de nubecillas de rubí y de escarlata por el horizonte . Por el fondo del húmedo valle , corría bullicioso el río sagrado de los incas , el Willacmayo .
Al oscurecer lentamente , como un hechizo de luna , al resplandor níveo, el Machu Picchu se asemejaba a una ciudadela de plata .
A aquellas horas , por el barrio residencial de las sacerdotisas , cruzaba presuroso un peregrino con dirección a las habitaciones de los viajeros errantes . Desde los torreones , los vigías custodiaban el lugar, celosamente . Más ceremonias y cultos , los oráculos ofídicos , celebraban en los altares , sacrificios a los dioses . El peregrino avanzaba agitadamente , ascendiendo escalinatas de centenares de gradas . Los muy venerados sepulcros y necrópolis subterráneos , descansaban en el seno de la Pachamama .
Algunos indígenas , cruzaban a través de los túneles secretos , labrados en roca viva , desde Machu Picchu (cerro viejo) hasta el Huaynapicchu (cerro joven ) .
Por el torreón del oráculo , hacia la parte que da a unos pozos , se dibujaba una ventana . Cerca a ella se notaban como orificios a los lados y en la parte inferior , unos canales que van hacia el interior de unas piedras huecas .
En el interior de algunas gavetas del torreón , se retorcían serpenteantes , las víboras sagradas . El anciano oráculo , de cabellos canos como hebras de plata , con ávida mirada develaba el futuro , determinando su significado según el orificio por donde aparecían las serpientes .
Debajo del templo circular , permanecían ocultas las labradas tumbas con grandes nichos vacíos destinados a conservar las momias de los oráculos. Mientras tanto en la habitación real , el inca y la coya , animadamente conversaban :

- Es muy bello e imponente el lugar – decía Yahuar Tuti , mientras con sumo placer se desnudaba sin pudor ante la presencia del inca, quien la contemplaba recostado en el lecho , esperando amar , ser amado y dormir , pues se hallaba muy agotado por la larga travesía.
La reina sintió estremecer su piel , al entrar en contacto con la del hijo del sol, pero éste ya hallábase embriagado de profundo sueño . Recostada en el lecho , con la mirada en el techo , observó las entretejidas pajas suspendidas sobre los tablones y sujetas con sogas de mimbres y cueros a los clavos de piedra que se exhibían sobresaliendo en la parte externa de los mojinetes . Poco a poco , todo se le iba nublando , a medida que sus párpados se iban cerrando dulcemente , envenenada por el aguijón del sueño.
La antorcha encendida , débilmente iluminaba el ambiente , extinguiéndose como una parpadeante estrella . Más a aquellas horas, todas las mujeres no dormían .

A la luz de la luna , por las torcidas graderías subían bulliciosamente , jugueteando entre ellas , un grupo de acllas . Ascendían ansiosas como niñas traviesas hacia la parte más elevada del barrio , lugar donde se extendían enigmáticas construcciones . Hacia el centro se divisaba una roca labrada , era la Intihuatana , reloj del sol , canteada y pulida a la perfección , donde en su honor se sacrificaban a las llamas como ofrendas para atar al sol. De aquel lugar se podían observar muchísimos andenes que descendían abismalmente hacia el río. Repentinamente el cielo se empezó a cubrir de un manto de nubes blancas y los relámpagos empezaron a tronar de cumbre en cumbre hasta extinguirse en ecos por las lejanas montañas . Las doncellas y algunos habitantes que andaban por allí , se vieron obligados a guarecerse en sus refugios o lujosas habitaciones .
Pasaron las horas velozmente , al ritmo del aletear del picaflor , de tal manera que las horas parecían minutos y los minutos , segundos . El sol extendía su cabellera de luz en dorado esplendor , anunciando a la naturaleza un nuevo amanecer .
Descendiendo por las calles y graderías del Machu Picchu , en dirección hacia la plaza central , desfilaban numerosos jefes guerreros , dispuestos a realizar sus ejercicios matutinos . Sus musculosos brazos sostenían las pesadas y temidas macanas , macizos champis de metal , con escudos de madera , forrados de cuero.
Desde cada dédalo de la sala , de corredores y habitaciones , cada quien salía a explorar el lugar y a dedicarse a las faenas del día , según el cargo u oficio que ostentaban .

En el mortero de piedra , las sirvientas molían ciertas plantas comestibles , que luego mezclaban en la olla de barro, con las papas picadas que hervían con charqui de llama o de cuy , vertiendo al final el jugo de ají . Desde los fogones , como un incienso al sol , los humos se elevaban al cielo en forma de espiral, esfumándose por el celeste y radiante horizonte .
Las ñustas , las vestales que conservaban el fuego sagrado , las vírgenes del sol , salían a recorrer por el paisaje florido , ubicado en la cima del Machu Picchu . Los rocíos como gotas de perla liquida , caían desde las corolas o se escurrían por el estambre de las flores hasta la verde alfombra que se extendía como un manto espeso de esmeraldas . Algunas mariposas revoloteaban y giraban raudamente alrededor de las ñustas , prendiéndose de sus cabellos a semejanza de ganchos incrustados con piedras preciosas . Los picaflores se embriagaban del néctar de las amarilis y de las orquídeas . Las abejas se bañaban en polen como en polvos de oro y algunos insectos bebían el rocío empozado en una acampanada flor . Las aves trinaban , confundiéndose con el melodioso canto de las vírgenes del sol .
¡ Ah Marcanay, la Vilcabamba antigua ! , mal llamada Machu Picchu , ¿por qué?. En tu cumbre resonaron cánticos melodiosos de las escogidas del imperio y de los haravicus , acompasados al ritmo de quenas de plata , flautas de oro , antaras y zampoñas de caña . El grano dorado germinaba en las alturas , entre las hierbas verdes . Más abajo se extendía la frondosa vegetación de los fértiles valles del Kollpani . Desde el torreón de forma circular , hecha de piedra y de cíclicas proporciones , los centinelas divisaban los caminos que se extendían hasta el Qosqo y aquellos caminos que se abren a través de la enmarañada selva Quillabambina , caminos de piedra caprichosamente labrados .
En la parte baja , por donde se dibujaban los barrios populares , los alfareros y tejedores , caminaban indistintamente por las escalinatas o por el borde del precipicio. Mas allá , el lugar de las tumbas era custodiado por el Ayakamayoq , el vigilante de los muertos .
Mientras el inca estaba entretenido en su palacio , conversando con los quipucamayoq y los amautas , Yahuar Tuti , a través de una de las tres grandes ventanas , contemplaba parte del pétreo paraíso , con cierta nostalgia . ¿ Por qué a momentos , la soledad le invadía y entonces se llenaba del pesar más profundo?.
El viento que mecía a sus cabellos , como queriendo llevarse , dibujaba extrañas figuras en la faz del suelo arcilloso . La reina para disimular su desencanto , trataba de sonreír dulcemente , más solo conseguía sonreír tristemente . Le parecía que ante su vista , por la melancolía que la hería , las neblinas envolvían al Machu Picchu , pero al enjugar sus entornadas pupilas , descubría desdeñosa , que eran sus lágrimas que habían nublado a sus ojos y que la pintada naturaleza le era indiferente , insensible como las pétreas construcciones.

Las acllas más bellas no le igualaban en hermosura , entonces ¿ qué era lo que abatía a la colla ? . Unas niñas que fluctuaban entre los siete y doce años de edad , muy cerca de ella , jugaban distraídamente ; eran las hijas , primas y sobrinas del inca , princesitas que parecían vivir un sueño azul , lejos de la nostalgia y del dolor .
-¡Qué los dioses sean contigo, oh noble emperatriz ! – fueron las palabras temblorosas, que sacaron de sus cavilaciones a la reina del Tahuantinsuyo .- Sus ojos desconcertados , contemplaron una decrépita figura de canos cabellos , con rostro lleno de un mapa de arrugas , semejante al fruto de un maracuyá maduro. Era el Villac Umu , el sumo sacerdote del imperio .

Ante la mirada aguda y escudriñadora de éste , sintió desnuda su alma y sus sentimientos afloraron , deseando llorar y confesarle el motivo de su tristeza ; fue entonces cuando reparó que se hallaba en el interior del templo de las tres ventanas .
- ¡ Oh noble sacerdote del sol ! . Ante ti mil veces me inclino humillada a tus pies .-
- Tienes mustia la mirada , ¿ qué pesar te atormenta? – le interrogó el sacerdote –
- Es solo la soledad que ensombrece a mi alma – contestó la coya con alegría fingida .-
Sin dar tiempo a que el sacerdote le responda , haciendo una venia salió casi precipitadamente de la sagrada presencia . Intrigado el anciano por tal extraño comportamiento , consultó a los dioses sobre la profunda melancolía de la coya . ¿Por qué estaba triste , si era amada en extremo por el inca y por ello todo el imperio a sus pies , tenía ? , más no obtuvo revelación divina .

CAPITULO VI


EL AYACAMAYOC Y LA ACLLA MAMA TANCARAY


Una noche de tormenta , a eso de las tres y treinta y ocho de la madrugada , cuando todos dormían apaciblemente , una silueta de caminante se desvanecía por el horizonte , pasando desapercibido por los vigías . Algunos de ellos cabeceaban de sueño y otros se acurrucaban por el frío , aún en pié, envueltos en mantas de lanas de llamas . Los vigías vigilaban casi en vano el horizonte , porque la oscuridad era intensa y las neblinas ocultaban casi toda la cima del Machu Picchu .

La oscuridad era espesa . Los relámpagos atronaban espantosamente como gritos desgarradores de monstruos . El viento aullaba como un diabólico hechicero.
Aquella misteriosa silueta , avanzaba en presurosos pasos , atravesando el cementerio, hasta que a la terminación de la escalera de la plazoleta se detuvo ante una casa hecha de piedra, provista de una puerta y de dos ventanas . Era la casa del Ayacamayoq - wasi.
Nerviosamente , aquella misteriosa silueta tocó casi incesantemente la puerta, que al momento se abrió , porque el Ayacamayoq ( portero del cementerio ) le esperaba impacientemente .
Ya en el interior de la vivienda , la cálida luz de una antorcha que colgaba del empedrado muro , puso al descubierto la enigmática faz de aquel personaje incógnito . Aquella silueta femenina , era Mama Ranti , una bellísima aclla , quien al ingresar unió sus labios con la del portero, entrelazándose los brazos de ambos como cuatro serpientes aferrados de un tronco . Se detuvo de besar la aclla , porque sentía que le faltaba el aire , debido a la nerviosa caminata que había recorrido. Su sofocante aliento , poco a poco se iba normalizando .

Después de haber transcurrido como un cuarto de hora , continuaban respirando agitadamente , porque sabían que lo que hacían era prohibido . Sus corazones palpitaban como dos tambores . Solo la idea de ser descubiertos , les aterraba , porque según la ley , morirían irremisiblemente, ella enterrada viva y el ahorcado . Pero se amaban demasiado como para atreverse a hacer lo que hacían , amarse como los amores perdidos que no temen a la muerte .
No habían podido articular palabra , presos del nerviosismo , solo se contemplaban ansiosamente a los ojos . Ella sonreía , él callaba ensimismado . Como la sintió entumecida de frío , Orco Yupanqui ( el portero del cementerio) , juntó doce añejadas leñas e hizo en la cocina una pequeña fogata de ellas . Por el calor del fuego azul - azufre que irradiaba dilapidando calor y áurea luz , el ambiente se tornaba cálido como aquellos tibios atardeceres de verano , cuando se amaban a escondidas entre los juncos y pastizales .
Las caricias locas y atrevidas , iban disipando todo miedo . Se desvanecía ante ellos la existencia del inca , del imperio , de los dioses , de los castigos . Solo existían él y ella .
El portero Orco Yupanqui , era un mancebo fornido de agradable aspecto , amante de las fiestas bailables . En sus delirios de amor, a veces componía poemas a su amada , porque además de ser portero , era haravicus .
- Quédate en paz paloma mía – inspirado , le dijo exhalando un suspiro , al mismo tiempo que miraba el lecho –
- Amor mío – le contestó la doncella , a la vez que le acariciaba el rostro, con sus dedos y con sus labios – solo quiero perderme esta noche en el fuego de tu mirada –
-Toda sensual eres , doncella de los cabellos ensortijados y así tus labios me provocan a besarlos de sol a sol , de luna a luna . Así me cautivas con tus ardorosas palabras , toda tú , ardiente . –
Ya como hace medio año que la aclla no gozaba en los brazos de su amado Orco Yupanqui , los placeres del deleite sexual . En las frías y lúgubres noches , como otras compañeras , encerrada en el acllahuasi del Qosco , había deseado volver a amar otra vez , pero no podía por la distancia que le separaba del portero del cementerio y por los cuidados celosos de la nodriza.
Cuantas húmedas noches se había revolcado una y otra vez en su alcoba , tratando de conciliar el sueño . Había ardido en deseos como un volcán a punto de explotar . Con mirada lujuriosa , por momentos contemplaba la oscuridad de la noche a través de la ventana , recordando las negras pupilas de su amado .
Excitada y trastornada de amor , se imaginaba que estaba con él y que sus manos al rozar con sus labios , eran que por sus labios , rozaban los labios de él . Se despertaba en ella erotismo , pasión , sensualidad de mujer , al extremo de no poderse contener . Se acariciaba los senos , imaginando que eran las manos de él , que la acariciaba .
Obligada a reprimir sus deseos carnales , encerrada en el acllahuasi del Cosco, mientras se incendiaba en la hoguera del deseo , la aclla empezaba a sufrir de claustrofobia . Pero ahora estaba en el Machu Picchu y su amado estaba frente a ella , dispuesto a amar y ella se entregaría en sus brazos para hacer realidad sus sueños, una vez más .
El mancebo se quitó su capa y se despojó de sus prendas tan hábilmente , que parecían sus dedos , mágicos , hechizadores , ante cuyo contacto cada prenda se evapora , se volatiliza , se esfuma . Así desnudo dejaba entrever su musculosa figura , contextura normal en los varones de su raza cobriza . Aún de pié , entre caricias y besos , empezó a despojar , prenda por prenda , a su amada , cuyos ojos chispeaban a la luz del fuego encendido. La cabellera negra le caía poéticamente por los delicados hombros , dejando entre ver sus pechos plenos , tambaleantes ante el mínimo movimiento . Cuando la túnica blanca de la doncella , cayó al suelo , dejando ver la desnudez de su voluptuosa figura , el mancebo se sintió inspirado por los Apus y exclamó sutilmente :

-Tus hechiceros ojos , parpadeando .
Tus purpurinos labios , provocando .
Estas sonriendo y ya te estoy besando .
Te desnudan mis manos
y ya estamos pecando .-

La aclla , con su lengua , lentamente humedecía sus propios labios , haciéndola más irresistible , como invitando a ser besada . El portero acariciaba aquella sedosa piel , parecido al ébano pulido , bañado de nácar . Así inmóvil , la aclla se asemejaba a una estatua encarnada de perla , porque era algo más clara que la cobriza piel del mancebo .
Se estremecía la piel del portero y el corazón de ella empezaba a latir con más fuerza , como si un guerrero desde lejos se acercara tocando un tambor. La bella , agitadamente suspiraba en el asfixiante ambiente , como si la estuvieran estrangulando .
Al recostarse ambos sobre la alcoba , el mancebo posó sus labios sobre los húmedos y provocativos labios de la doncella , acariciando el cuerpo de ella , como si quisiera despellejarla , hasta el extremo de desear enredarse en sus cabellos extendidos como un nido de serpientes negras . El amor prohibido lo hacía más excitante . Sus pupilas se entornaban y se desorbitaban . El cerraba los ojos , ella abría la boca , gimiendo como alma condenada que arrastra pesadas cadenas . El lecho de madera y paja , parecía próximo a ceder y a desencajarse . Era tal la euforia de los amantes , que al alcanzar el clímax del orgasmo , desearon ambos que sus pieles , en uno se mezclen . Sentía ella , destilar el líquido seminal que fluía por sus entrañas y el sudor que chorreaba por su espalda .
La luz del fuego bañaba a sus sudorosos cuerpos , desde el oro - plata hasta el bronce - rubí , porque ya se extinguía , llenando de más sombras a la habitación .
- ¿Qué suena? – exclamó sobresaltado el mancebo . -
Un rumor de pisadas , muy cerca de allí , hizo que ambos , llenos de terror se incorporen de la alcoba , buscando sus prendas de vestir que yacían al azahar , unas sobre otras , por el empedrado piso .
Casi al momento , ya ceñido su ropaje , el mancebo abrió la puerta para salir a investigar , después de que la aclla , vestida también , se halle ocultado entre las mantas y ropas en el lugar más oculto del cuarto , además de contener la respiración para no ser oída . El viento crujía con menos rigor , más no divisó a ninguna persona por allí . Solo las plantas se mecían una tras otra , como una danza salvaje . Intrigado , con temor aún , avanzó unos pasos y descubrió con ira y al mismo tiempo con alegría , a una llama que entre masticaba unas hierbas .Tal vez el peligro acechaba .

Ya la luna salía del claro cenit . Sin más tiempo que perder , regresó a la habitación para luego despedir a la aclla , al cerciorarse que no andaba ninguna persona por allí .
El viento mecía la capa del mancebo y los cabellos de ella , como diciendo un adiós , tal vez con el cruel presentimiento que jamás volverían a verse . A la luz de una media luna , la doncella agazapada regresó a su habitación , cuando aún dormían las demás acllas y la nodriza .

CAPITULO XI


ORCO PUNKU Y MAMA KILLA , LA SACERDOTISA DE LA LUNA


El viento al rozar las ramas y las hojas , silbaba como zumbidos de flechas sobre el Macchu Picchu . Las aves gorjeaban dulcísimos trinos , mientras el frío amanecer se hacía cada vez más tibio por los candentes rayos del sol .
Agazapado , oculto entre las pencas , espiaba Orco Punko a una doncella que ascendía por las escalinatas . La había seguido pacientemente desde el barrio de la nobleza , donde seguramente la doncella vivía . El mancebo como una serpiente se deslizaba entre los cactus y matorrales.
- Ahora cruza una terraza y come un capulí - pensaba Orco Punku - ¿ A dónde irá tan dispuesta y decidida? -
Saltó como un puma sigiloso , tras un muro empedrado y para no despertar sospechas entre algunos que por allí transitaban, empezó a caminar serenamente , como si fuese casual que por allí pasara .

Aún le seguía los pasos , ya casi la alcanzaba . A momentos contemplaba el valle o el cielo , aparentando indiferencia , pero sin dejar de mirarla de reojo . Sin poderlo evitar , su corazón latía cada vez más acelerado , más sonoro y eso le irritaba .
- ¿Por qué - se preguntaba - tiemblo cada vez que me acerco a su lado?.
¿Por qué me estremezco y mi aliento se agita como si hubiese corrido como un chasqui ? -
Su piel se escarapelaba al pensar en lo que iba a hacer , pero no se inmutó ante ello : - hoy será – se dijo - si , hoy será de todas maneras –
En la cima del polígono regular , sobre su prisma cuadrangular , el intihuatana proyectaba su sombra , en contraposición a la radiante luz del sol , indicando que era más del medio día.
Cuando Orco Punko comprendió que la doncella había llegado a su destino , se ocultó entre mirándola tras el ángulo de un empedrado muro.
Sin percibir de que alguien le seguía , la mujer contemplaba con cierta languidez , las frondosas y elevadas montañas que se extendían ante su vista. Estaba recostada sobre unos asientos tallados en la roca viva que se suspendía al borde de un precipicio abismal.
El retumbar del río que se dibujaba en el fondo del verduzco paisaje, mezclado con el dulce rumor del viento , inundaba el lugar de un sonido indescriptible.

No era la primera vez que le seguía , le había seguido muchas veces, tantas que había perdido la cuenta . Sin vacilar esta vez , el antes tímido y ahora intrépido joven , decidió dirigirle la palabra , palabras y frases que para impresionarla había ensayado a solas , una y otra vez , hasta memorizarlas . Orco Punko la había llegado a amar desde el día que la conoció por primera vez .
- Ama LLulla – le saludó el joven , interrumpiendo repentinamente de sus pensamientos a la distraída doncella , quien con los ojos sorprendidos no alcanzaba a creer la rauda presencia de un hombre a su lado y ¡ a solas en aquel solitario lugar! -
- Ama Quella - contestó la doncella con trémula voz - ¿Quién eres y qué haces aquí?- le interrogó con un tono dulce , pero a la vez severo -
- Soy Orco Punku – contestó el joven , desviando la mirada , para después mirarla de frente con cierto recelo . – y te he seguido porque quiero decirte que te amo .-
La doncella se sonrió , contemplando una vez más el gran manto de color esmeralda que envolvía a las montañas . Ante los miramientos y palabras enamoradizas del joven , la faz de la doncella se inmutó en un vivo rubor. Aquellas repentinas palabras de amor , vislumbraron en sus ojos , una radiante luz de sorpresa.
Cuando el intrépido joven creyó leer en el rostro de aquella bella mujer, una sombra de indignación , enmudeció y vacilaron sus manos que intentaban acariciar la tersa piel de sus brazos desnudos . Temblaron sus dedos , sin querer desviaba la mirada y la volvía a contemplar con ojos huidizos , una y otra vez.
La doncella se incorporó altivamente y le contempló con cierto desdeño:

- Mi nombre es Mama killa - susurró la doncella - No puedo corresponder a lo que por mi sientes , porque en estos días me van a consagrar como sacerdotisa de la luna –

Orco Punku , petrificado por tal respuesta , cayó de rodillas ante su presencia, pidiendo perdón ante su grave falta , porque las leyes del imperio condenaban a muerte al mancebo que tratara de enamorar a una sacerdotisa , aún tratándose de las novicias como Mama Killa .
El joven había estado seguro de que aquella doncella noble le iba a corresponder , no se imaginó que estaba consagrada a la luna.
- No temas - le contestó la doncella - Olvidaré lo que me dijiste . ¡Tienes mi palabra! -
El joven le vio alejarse por las terrazas , descender sus escalinatas y desparecer su silueta femenina , tras cruzar una puerta trapezoidal. - ¡Ay pobre de ti , Orco Punku ! - exclamó para si conmovido - amas a quien no te ama . ¡Mama Killa! ¡Te he perdido para siempre! ¿Pero cómo podría perderte, si jamás entre mis brazos te he tenido , si nunca se inclinó en mi pecho tu faz radiante , ni entre peinaron mis dedos por tu frondosa cabellera oscura , si ni tus labios jamás rozaron por los míos, estampándole mil besos ? ¡ Hay paloma , decidiste no compartir tu nido conmigo , rompiste mi pecho sin piedad y estrujaste como un sanguinario guerrero , mi corazón ! . Asolas estrellaré en torrentes lágrimas , como la lluvia cae sobre el santuario de la luna -

Con la mirada impotente , tratando de contener sus lágrimas , prorrumpió sin querer en amargo llanto hasta ahogar en algo su pena . Al caer la noche , se encaminó triste , cabizbajo , pensativo , hasta perderse en las oscuras sombras de la ciudadela de las escalinatas. Aquella noche , en su recámara Mama Killa no pudo conciliar el sueño, la imagen de Orco Punku se dibujaba en su mente , le veía a momentos contemplarla dulcemente , luego ensimismado caer de rodillas ante su presencia . Creyó ver que por su faz , discurrieron discretamente algunas lágrimas que se abrillantaban como el rocío a la luz del sol . Recordaba que con nostálgica mirada la vio alejarse aquella vez.

En la soledad de las nocturnas horas, lo empezó a amar sin saber porque . Aquella restante noche , soñó a aquel joven desconocido , quien con sus ojos tiernos la miraba y la sonreía , para luego esfumarse ante sus almendrados ojos . Aquella mirada lánguida y el rostro más triste que jamás vio en su vida , conmovieron profundamente el corazón de la novicia .
Al amanecer se dirigió la bella doncella , al templo de la luna , ubicado en el Huaynapicchu (cima joven), acompañada de viejas sacerdotisas y novicias . Para llegar a aquel picacho empinado, atravesaron un camino estrecho y difícil. En el trayecto , Mama Killa observó una vez más , grutas , cavernas talladas, terrazas y escalinatas empinadas .Su mente cincelaba en cada una de ellas , aquella mirada que no podía olvidar. La idea del suplicio por desertar a su noviciado , le estremecía de terror , también le entristecía el no poder corresponder a aquel joven quien decía amarla . Había descubierto y redescubierto en su alma , que al sentirse amada , había sentido la necedad de amar.

Aquella noche , en una ceremonia sagrada , acompañada de muchas doncellas novicias como ella y de cinco ancianas sacerdotisas de la luna, purificó su cuerpo al bañarse en las aguas de una fuente sagrada , que translúcido fluía a la luz de la luna llena .